martes, 4 de octubre de 2016

Elogio del mamporrero

Es tendencia conocida a lo largo de la larga historia de la especie la figura del cortesano.  Cuando el pelota cree que halagando a una persona de poder obtendrá  dádiva, ventaja o beneficio, dispone sus artes para conseguir el beneplácito del poderoso.
Es el logrero persona insegura y temerosa pues cree que con sus naturales virtudes no podrá conseguir los réditos que espera obtener mediante la abyección y la obediencia ciega.
Pero es el turiferario persona libre en lo profundo de su ser porque no se encuentra aherrojado por la certeza de las virtudes del amo al que obedece. En el fondo le sabe de inferior categoría porque se deja seducir por él (no olvidemos que el lacayo es inseguro) y es sensible al halago, que, como todo el mundo sabe, debilita y entorpece el juicio.
El lameculos no cree que sus alabanzas estén justificadas, por el contrario piensa que el idiota que las recibe se conforma con cualquier cosa y es de justicia engañarle, traicionarle o dejarle en la estacada a la primera oportunidad en que, si consecuencias, pueda hacerlo. Por ello tiene  un sólido convencimiento del acierto de su criterio. De momento se humilla y obedece pero ¡ay en cuanto pueda!
El rastrero ha de ser buen actor. No puede sobreactuar exagerando su celo y convirtiendo la defensa de los intereses de su señor en una pantomima escasamente creíble. Debe aparentar indignarse lo justo y debe parecer que cree lo que dice, así el mensaje penetrará mejor en la audiencia.
¿Creen que Wyoming cree en lo que dice? Por supuesto que no. Ejerce su magisterio para defender eficientemente las causas que tiene encomendadas y, por ello, obtiene sus recompensas (parece que básicamente en bienes inmuebles)
¿De verdad piensan que Carlin está de acuerdo con la rendición de Colombia ante las FARC? ¡Claro que no! Tiene un guion que pasa por la alabanza del acuerdo, la persecución al disidente que, no sólo no está de acuerdo, sino que es un tarado sin criterio y la presión a los diletantes que, si votan si obrarán bien y si votan no será porque son unos borrachos, engañan a su mujer y traman jugarretas contra sus amigos.
Por supuesto no todos valen para lo mismo. El sectarismo demasiado ostensible tiene poca credibilidad y resulta, a medio plazo, perjudicial para la causa.
La agitación y la propaganda requieren un iter procesal que siga unas pautas ya muy conocidas:
  • Magnificación del suceso y alabanza a sus autores
  • Denuesto de los que se oponen y campaña de desprestigio
  • Amenazas a los que dudan y clima de violencia

Por supuesto hay que medir bien estas tácticas. Si se extrema la representación todo puede irse al traste. El esperpento es mal elemento de convicción. Como en “El nombre de la Rosa”, si aparece la risa desaparece el miedo y la campaña de propaganda fracasa.
Nadie teme a un dictador ridículo o desnudo. Es preciso regular la intensidad del peloteo para que la figura alabada no se torne irrisoria.
Afortunadamente estos mercenarios no aciertan siempre y las costuras de sus mentiras se descosen con facilidad.


Elogio del mamporrero

Es tendencia conocida a lo largo de la larga historia de la especie la figura del cortesano.  Cuando el pelota cree que halagando a una persona de poder obtendrá  dádiva, ventaja o beneficio, dispone sus artes para conseguir el beneplácito del poderoso.
Es el logrero persona insegura y temerosa pues cree que con sus naturales virtudes no podrá conseguir los réditos que espera obtener mediante la abyección y la obediencia ciega.
Pero es el turiferario persona libre en lo profundo de su ser porque no se encuentra aherrojado por la certeza de las virtudes del amo al que obedece. En el fondo le sabe de inferior categoría porque se deja seducir por él (no olvidemos que el lacayo es inseguro) y es sensible al halago, que, como todo el mundo sabe, debilita y entorpece el juicio.
El lameculos no cree que sus alabanzas estén justificadas, por el contrario piensa que el idiota que las recibe se conforma con cualquier cosa y es de justicia engañarle, traicionarle o dejarle en la estacada a la primera oportunidad en que, si consecuencias, pueda hacerlo. Por ello tiene  un sólido convencimiento del acierto de su criterio. De momento se humilla y obedece pero ¡ay en cuanto pueda!
El rastrero ha de ser buen actor. No puede sobreactuar exagerando su celo y convirtiendo la defensa de los intereses de su señor en una pantomima escasamente creíble. Debe aparentar indignarse lo justo y debe parecer que cree lo que dice, así el mensaje penetrará mejor en la audiencia.
¿Creen que Wyoming cree en lo que dice? Por supuesto que no. Ejerce su magisterio para defender eficientemente las causas que tiene encomendadas y, por ello, obtiene sus recompensas (parece que básicamente en bienes inmuebles)
¿De verdad piensan que Carlin está de acuerdo con la rendición de Colombia ante las FARC? ¡Claro que no! Tiene un guion que pasa por la alabanza del acuerdo, la persecución al disidente que, no sólo no está de acuerdo, sino que es un tarado sin criterio y la presión a los diletantes que, si votan si obrarán bien y si votan no será porque son unos borrachos, engañan a su mujer y traman jugarretas contra sus amigos.
Por supuesto no todos valen para lo mismo. El sectarismo demasiado ostensible tiene poca credibilidad y resulta, a medio plazo, perjudicial para la causa.
La agitación y la propaganda requieren un iter procesal que siga unas pautas ya muy conocidas:

  • Magnificación del suceso y alabanza a sus autores
  • Denuesto de los que se oponen y campaña de desprestigio
  • Amenazas a los que dudan y clima de violencia
Por supuesto hay que medir bien estas tácticas. Si se extrema la representación todo puede irse al traste. El esperpento es mal elemento de convicción. Como en “El nombre de la Rosa”, si aparece la risa desaparece el miedo y la campaña de propaganda fracasa.
Nadie teme a un dictador ridículo o desnudo. Es preciso regular la intensidad del peloteo para que la figura alabada no se torne irrisoria.
Afortunadamente estos mercenarios no aciertan siempre y las costuras de sus mentiras se descosen con facilidad.


sábado, 1 de octubre de 2016

Enemigos exteriores

Puede parecer paranoico, pero, círculo dentro de círculo, no es improbable que enemigos exteriores de España estén tejiendo conspiraciones dirigidas a socavar la solidez de nuestra patria para debilitarla y quitarse un competidor de encima.
Vale, esto es paranoico y la mayoría de la gente pensará que invento enemigos exteriores para justificar disensiones que proceden del trienio liberal del Rey Felón. Puede ser, pero pienso que toda maniobra que debilite al adversario es conveniente y merece ser apoyada, Clausewitz dixit.
A lo mejor no hubo participación de servicios secretos franceses para preparar y/u ocultar el 11M. Podría ser, pero yo pienso que sí. A Francia le interesa una España postrada de rodillas que no sea competidora en el ámbito internacional, ni desde el punto de vista político ni económico. Seguramente la mayoría de franceses no tienen nada que ver con esto y les parecerán historias truculentas sin fundamento. Puede ser.
Puede ser que Podemos no haya sido inventado o fomentado por enemigos de España que quieren debilitar el sistema democrático del 78. Puede ser. Pero ha habido una aportación de dudosa intención por parte de la Venezuela de Chavez y una participación de dirigentes de Podemos en la vida pública venezolana. Soy malpensado. Interesa una España desunida sin poder internacional. Irrelevante y potencial socia del narcotráfico y el mundo bolivariano. Será que ha coincidido.


Puede, por último, que la crisis del PSOE sea fruto de los defensores de las multinacionales frente al común de los mortales socialistas, decentes y ajenos a las maquinaciones de 4 barones elitistas. Puede. Pero la división está ahí y no traerá nada bueno. Podemos crecerá y la abstención también. Dudo mucho de que haya un nuevo partido socialdemócrata escindido de estos socialdemócratas versus guerra civilistas o que la gente PSOE vote Rivera. Gana de nuevo la debilidad de España. Ganan de nuevo los interesados en una España más débil.