Un senador de Compromís pregunta al Gobierno por el "apocalipsis
zombi"
Y tiene mucha razón.
Es
fundamental disponer de un protocolo de actuación frente al muy probable
Amanecer Zombi que se nos avecina. Demasiadas señales anuncian esta amenaza y
conviene tener a mano un breviario para saber cómo conducirse en tan
inquietantes circunstancias.
Espíritus
del pasado cobran vida entre los podemitas. Los transparentes ectoplasmas de
otrora adquieren consistencia y acompañan a sus señorías perroflautas en la
contemplación de lo numinoso que su fantasmagórica presencia anticipa.
Voces
sin sentido denuncian el carácter irreal de estas ensoñaciones pero el
auténtico creyente ha de liberarse de cadenas terrenales y exigencias
racionalistas engañosas, como podrían ser ese inexplicable apego a los hechos
que los contumaces fascistas muestran sin pudor, o la insistencia en refutar
afirmaciones gloriosas basándose en testimonios fidedignos del pasado.
Intolerable.
Hay que
prevenir este riesgo cierto de desviación hacia lo real y, para ello, aquí
aparece, como espantajo de chamán, la todavía consistente imagen de Franco
amenazando con su maldad póstuma la vida de los españoles. Allá, la fúlgida
presencia de Fidel, en su nueva densidad post-mortem, santifica los referenda
cambia-calles de los munícipes madrileños. La benéfica acción podemita se
revela como el epítome de la virtuosa moralidad marxista, Junto a la rotunda
compañía de Carlos Marx (esta vez sin su chacha, expulsada del hogar por haber
sido embarazada) aparece, en su masónica gloria Simón Bolívar con el gorila
rojo asomando por el bolsillo de su casaca; un poco más lejos Ropespierre
limpia de sangre el ingenio del Dr. Guillotin. Ahora si se anuncia la epifanía
revolucionaria.
Al
escapulario de Che Guevara se une el guardapelo del amado Mao Zedong (el Mao
tse tung de toda la puta vida) Y así, esta tenebrosa celebración oficiada por
los nuevos sacerdotes de la truculencia comunista nos anuncia la inminencia de
ese retorno de los muertos vivientes.
La
Santa Compaña de El Escorial, aguarda en el Valle de los Caídos y prepara su
ejército de espíritus prontos a engullir la beatitud democrática de los que,
obedientes, nada se preguntaron sobre 11M. La gesta de los Leones de Castilla
es olvidada por fuerza, y es ahora el heráldico León, animal que, como todos
sabemos, acecha a los senderistas en la Sierra del Guadarrama, el que presta su
nombre al Alto.
San
Jorge nos trae su fiesta independentista aunque originalmente nunca tuvo nada
que ver con el santo ni con el dragón, metáfora de la cruel España que incinera
a los bondadosos y honrados catalanes víctimas de la vesania centralista. Al
lado, el Reino Catalán, que nunca existió se apropia de los almogávares y el
borbónico Casanova arrastra sus quejas tras las copiosas comidas con las que
los borbones le obsequiaron durante los 50 años de martirio en forma de
apacible servicio al nuevo Señor.
Los
abyectos asesinos son hoy etéreos gudaris cuya arma más peligrosa es el chistu
que bailan con viriles espasmos nórdicos sus honestos bailes raciales.
Conmemoran, contritos, el bombardeo de Gernika y sus miles de muertos ordenados
por Franco, aunque en realidad ni fue Franco el que lo ordenó ni los muertos
pasaron del centenar. Pero en este Apocalipsis Zombi no importa la verdad de la
Historia sino el Aquelarre de la Memoria histórica.
Los
fanáticos musulmanes con cuchillos ensangrentados van detrás de los infieles a
los que acaban de cortar la cabeza porque el Islam es una religión de Paz. Al
lado Boko Haram pastorea cadáveres de niñas violadas y asesinadas para combatir
el colonialismo imperialista.
La
Revolución Rusa produce 5 muertos y los presos de la dictadura venezolana son,
en realidad, peligrosos terroristas sedientos de sangre.
La
aporía inscrita en el protocolo de actuación frente al Apocalipsis Zombi, que,
como hemos visto, se hace muy necesario, es la ausencia de instrucciones para
combatir la inevitable Invasión Vampírica que, ineluctablemente suele suceder a
la cabalgata de los Fantasmas del Pasado enarbolados por los profesionales del
timo demagógico y sostenidos por la idiocia, la cobardía y la ignorancia.