domingo, 26 de mayo de 2019

Podemos y el juego


Podemos exige la prohibición de las casas de juego porque empujan a los jóvenes a la ludopatía.
A mi entender se quedan cortos.
La sección de bebidas alcohólicas de Carrefour produce dipsómanos. Hay que cerrarla. No otra cosa debe decirse de los bares, las cafeterías, los restaurantes, las tabernas, las terrazas….Incluso un inocente batido puede ser rellenado de whisky mediante una petaca disimulada arrojándonos al alcoholismo. Esto nos recuerda que las petacas también deben de ser prohibidas.
También debemos cerrar la sección de droguería del Mercadona porque venden trampas para cucarachas las que, si extraemos el veneno,  pueden facilitar que envenenemos a nuestra suegra.
¡Qué decir de las Farmacias! Cuatro cajas de aspirinas pueden acabar con nuestra vida y no digamos una sobredosis de ansiolíticos!
Las tiendas de deportes son una invitación permanente al asesinato: sin mencionar los puñales o los fusiles submarinos, también los palos de golf, los bates de baseball, los remos de piragua los discos de mancuerna, las sogas de escalada,  pueden servirnos para el homicidio.
Por supuesto,  las minifaldas, bañadores, tangas, camisones. Prohibidos. Los peluqueros, joyeros, deban ser objeto de interdicción. Tienen en común hacer más bellas aún a las mujeres, lo cual puede ser considerado como una provocación y, consecuentemente, una invitación al crimen sexual.
Así que entiendo bien esta moción de Podemos. La “gente” que ellos dicen defender puede verse en la tesitura de elegir libremente y en la penosa obligación de arrostrar las consecuencias de las malas elecciones. Esto es, por supuesto, intolerable para esta izquierda puritana y totalitaria que propugna un Estado-guardería para mayor gloria de sus dirigentes.

Las elecciones del 26 de mayo de 2019


Cuando el Senado romano se opuso a los planes de Cesar, Pompeyo y Craso consistentes en repartir tierras entre los indigentes de Roma (en realidad entre la chusma controlada por sus secuaces) y los veteranos de Pompeyo (visceral enemigo de Craso pero apaciguado por la “dialogante” figura de Cesar), el triunvirato utilizó al “pueblo” para saltarse los preceptos de la Ley y dar un silencioso golpe de Estado que, so pretexto de ayudar a los pobres, hiciera a los promotores más poderosos y ricos mediante el procedimiento de secuestrar la República.
Clodio, un espurio tribuno, protegido de Cesar y enemigo de Cicerón, acusaba al  gran orador, antiguo cónsul que frustró el golpe de Estado de Catilina de querer erigirse en un nuevo Rey de Roma.
Pero los auténticos nuevos Reyes eran los triunviros. Por supuesto en nombre de la República, de la libertad del pueblo y contra los opresores.
  • La República para ser troceada y repartida entre ellos.
  • Los opresores serían todos los que se opusieran a sus planes.
  • El “pueblo” cuya voluntad teórica decían representar los nuevos Reyes,  eran cinco a seis mil agitadores, matones, crápulas y asesinos al servicio de las reformas. Intimidaron a los Senadores llevando a los tribunales a los que no se prosternaran ante los nuevos amos de Roma. Si eso no funcionaba, tampoco hacían remilgos al acoso, la extorsión, la violencia o el asesinato.

Desde Catilina a Lenin, desde Cesar a Robespierre, desde Cromwell hasta Hitler, los demagogos han dicho siempre actuar en nombre del pueblo y contra la opresión.
Los conceptos libertad, opresión y patria empuñado por los enemigos de la libertad y candidatos a opresores ya no está de moda.
Ahora se habla de la gente, de los derechos sociales en riesgo, de la indecencia de la propiedad privada, de los deseos de los pueblos…..
  • La gente son los familiares y amigos de los nuevos triunviros y su cohorte de matones, tontos útiles y compañeros de viaje, encargados de desacreditar e intimidar a los defensores de la Ley.
  • La opresión es la de quienes exigen el cumplimiento de la Ley frente a la impunidad de los transgresores.
  • Los derechos sociales son la míseras migajas que sustituyen a la iniciativa, a la búsqueda de la excelencia y a la legítima ambición de las personas. Se persigue transformar, cada día más, a los ciudadanos en súbditos, seduciéndolos con las flores de loto de una adormecedora calidez de establo y yugulando, poco a poco, la capacidad de reacción de un Estado cada vez más intervencionista que, en nombre de la justicia y la libertad, acapara la instrumentación de la justicia y la libertad para acabar con ella.

La izquierda es el nuevo triunvirato. Pedro Sánchez es el Clodio de nuestros días. Falta por saber, si ello es posible, quienes son ahora los triunviros.
Cuidado con lo que votáis. 
Sólo veo una resistencia a toda esta farsa moral. Por supuesto, soy consciente de que no ganará. Pero, como un senador romano, no mancharé mi toga con la inmundicia de la claudicación. Aún sin esperanzas votaré a VOX.