Podemos exige la prohibición de las casas de juego porque
empujan a los jóvenes a la ludopatía.
A mi entender se quedan cortos.
La sección de bebidas alcohólicas de Carrefour produce
dipsómanos. Hay que cerrarla. No otra cosa debe decirse de los bares, las
cafeterías, los restaurantes, las tabernas, las terrazas….Incluso un inocente
batido puede ser rellenado de whisky mediante una petaca disimulada
arrojándonos al alcoholismo. Esto nos recuerda que las petacas también deben de ser prohibidas.
También debemos cerrar la sección de droguería del Mercadona
porque venden trampas para cucarachas las que, si extraemos el veneno, pueden facilitar que envenenemos a nuestra
suegra.
¡Qué decir de las Farmacias! Cuatro cajas de aspirinas
pueden acabar con nuestra vida y no digamos una sobredosis de ansiolíticos!
Las tiendas de deportes son una invitación permanente al
asesinato: sin mencionar los puñales o los fusiles submarinos, también los palos de
golf, los bates de baseball, los remos de piragua los discos de mancuerna, las
sogas de escalada, pueden servirnos para
el homicidio.
Por supuesto, las
minifaldas, bañadores, tangas, camisones. Prohibidos. Los peluqueros, joyeros, deban ser
objeto de interdicción. Tienen en común hacer más bellas aún a las mujeres, lo
cual puede ser considerado como una provocación y, consecuentemente, una
invitación al crimen sexual.
Así que entiendo bien esta moción de Podemos. La “gente” que
ellos dicen defender puede verse en la tesitura de elegir libremente y en la penosa
obligación de arrostrar las consecuencias de las malas elecciones. Esto es, por
supuesto, intolerable para esta izquierda puritana y totalitaria que propugna
un Estado-guardería para mayor gloria de sus dirigentes.