sábado, 21 de diciembre de 2019

El mundo del ascensor

Imaginemos que, un día, va Vd. al Notario. El majestuoso piso donde el funcionario ofrece sus servicios está en la tercera planta.
Esperando al ascensor se encuentra una señorita con un attaché. Tiene aspecto de agente inmobiliaria, procuradora o letrada. Viste un conjunto de chaqueta y falda por media pierna con medias grises. Es atractiva.
Cuando se abren las puertas Vd pregunta
- ¿A qué piso va?
Ella, muy simpática, sonriendo contesta
- Al tercero, por favor
Todo correcto pues. Se cierran las puertas dobles preceptivas y el ascensor comienza a hacer lo que mejor hace:ascender.
Al momento, la señorita coge su blusa blanca por las pecheras y da un brutal tirón: tres botones caen al suelo. Desabrocha violentamente las presillas de su falda, se quita un zapato y desparrama por el suelo del ascensor el contenido de su attachè. Acto seguido comienza a gritar desaforadamente.
Entre incrédulo, atónito y paralizado Vd. es mudo testigo de estas maniobras y, obviamente, no sabe que hacer. Automáticamente piensa que la señorita ha tenido un ataque de locura o un dolor irresistible que ha producido estos terroríficos resultados.
En el tercer piso se agolpan 7 u 8 personas que han oído los gritos: el oficial del Notario, 3 abogados, 2 clientes y el mismo Notario aguardan expectantes a que el ascensor pare y puedan saber qué está pasando.
Cuando se abren las puertas, la señorita, señalándole  trémula con índice acusador prorrumpe en improperios de los que Vd. sólo entiende:
- ¡Me ha intentado violar este hijo de puta. Hagan ALGO!
Retenido a la fuerza por varios de los presentes, es conducido al recibidor de la Notaría dónde según oye entre la confusión reinante, ha de esperar la presencia de la Policía.
Para no extenderme en el supuesto, la Policía llega, le esposa, le conduce a Comisaría donde es interrogado por dos policías, hombre y mujer, que, persuadidos de estar ante un pervertido le tratan a empujones. A la mañana siguiente un abogado de oficio de no más de 23 años acude para asistir al interrogatorio oficial. Previamente Vd. le cuenta la verdadera historia de su peripecia a la que, el púber abogado, ajeno a las complejidades de la vida real, responde como puede.
Ya en la sede de los Juzgado, su Señoría ordena su ingreso en prisión por agresión sexual (Articulo 178 del Código Penal, de uno a 5 años de talego)
Al poco tiempo de estar en prisión provisional es visitado por su supuesta víctima que le dice que, si Vd. le paga 120 mil euros retirará la denuncia alegando enajenación mental transitoria y arrepintiéndose de haber creado problemas a un perfecto inocente.
Comoquiera que Vd. tiene en el Banco 124 mil euros, y vista la compañía de la que disfruta en la cárcel, decide ceder a la extorsión.
Todo sucede tal y como la delincuente ha descrito. Vd. se queda sin el dinero y, al mirarse al espejo por las mañanas, observa que se le ha quedado una bonita cara de gilipollas.
¿Podría pasar? Piénsenlo.
Hace poco, tres futbolistas, sin más prueba que la acusación de la víctima, han sido condenados a 38 años de cárcel. Está acreditado que la supuesta víctima quería relaciones con uno de los condenados, hay intercambio de mensajes en ese sentido. Al no obtener lo que quería, parece que abrigaba deseos de venganza, según puede deducirse de conversaciones por chat con amigos. A pesar de eso la condena ha sido más dura que la que hubiesen recibido de demostrarse que la había asesinado.
¿Podría pasar? Piénsenlo.