viernes, 4 de octubre de 2019

Más sobre el bable/babel


El fracaso de las soluciones colectivistas produjo, junto a otras causas, la caída del comunismo soviético y el descrédito de la ingeniería socialista como bandera de liberación. Lejos de la idílica Arcadia que el comunismo prometía y que tanta penetración tuvo en la “inteligentsia” occidental, en la percepción del público se abrió camino la cruda realidad de una sociedad triste, pobre, militarizada, sometida al capricho de una burocracia totalitaria, al final  pese a los esfuerzos de la izquierda por ocultarla.
Las ideas tardan en morir aun siendo perniciosas. Los movimientos sociales inviables, si pueden evitarlo, se enquistan en sus refugios transformando su apariencia externa para sobrevivir. Así la izquierda, perdido el referente soviético, tuvo una puesta al día express gracias a (¡cómo no!) los franceses.
La lucha de clases, desacreditada por los monstruos creados por la razón socialista, precisaba ser sustituida por la atomización de la identidad del individuo en una plétora de micro-discursos que debían ser defendidos frente a la universalidad de la naturaleza humana defendida por la filosofía tradicional.
Así el individuo se diluye en una micro-colectividad identitaria que arropa la insoportable soledad de la libertad que experimenta el hombre sin atributos de Mussil.
De paso, la proliferación de este multiverso conceptual permite la pervivencia de profesionales especializados cuya forma de vida pasa a ser la defensa de la especificidad a costa de la identidad individual. Los creadores de estos micro-relatos (utilizando el término de modo entre los espías paraguayos) propenden a sustituir los derechos individuales por derechos colectivos…gestionados por ellos.
Es aquí donde hay que situar el interés reivindicativo de los nuevos nacionalismos pre-inexistentes.
El nacionalismo asturiano siempre fue marginal, basado en un legendario Conceyu Bable que vehiculaba supuestas reivindicaciones insatisfechas de un “ser asturiano” por pocos percibido y de carácter, básicamente, socialista.
Ahora, dentro de la silente conspiración de minorías profesionalizadas para terminar con la España constitucional del 78, se ha reavivado lo que, hace pocos años, se daba por muerto.
Todo empieza por la lengua, como siempre. Así en Cataluña, Galicia, País Vasco…ahora Valencia y Navarra… hasta las estúpidas iniciativas de hablar “andalú” que, no por risibles, son menos malintencionadas, la izquierda pone su acento en apoyar a estos cenáculos localistas para expulsar al Estado de Derecho, garante de la propiedad y la libertad, y cambiarlo por un neo-feudalismo o Estado gremial en el que el grupúsculo sustituya al individuo.
La más reciente expresión de este movimiento es la, desde el sentido común,  inexplicable  promoción del Bable. Un idioma que no es un idioma, salvo en alguna pequeña comarca. Parece que  hay tantos Bables, como montañas y valles de la muy española Asturias.
Pero ¿qué importancia tiene que el bable no tenga implantación? Se crea una Academia de Bable, unos intérpretes de bable, unos formularios bilingües obligatorios para la administración local, escuelas de bable, asesores de bable.
Esto significa la creación de una red clientelar en la que la forma de vida de los individuos depende del mantenimiento de la estructura nacionalista creada. Se fuerza la existencia de una construcción que no existía, y los esfuerzos por mantenerla se acentúan tanto más cuanto más percibida su inutilidad por las personas.
Como siempre no son las ideas las que generan intereses. Son los intereses los que se sirven de la cobertura de las ideas, sean éstas racionales, inteligibles, sensatas….o no.
¿Nos recuerda algo?