viernes, 29 de mayo de 2020

La Censura


Soy un asiduo usuario de Facebook.
Hace unos años recibí una advertencia que justificaba la no inclusión de un post que, según las normas de la compañía, no reunía los requisitos de idoneidad para ser publicado.
Se me acusaba de incitación al odio y se me invitaba a reflexionar sobre mi regreso al camino del bien.
Si bien no recuerdo la entrada que tal consideración recibió, me parece que tenía que ver con la discriminación que significaban las leyes LGTB.
Los temas tabú han ido creciendo en función del avance de la izquierda que, ahora, incorpora 
-   una nueva visión no igualitaria de las relaciones hombre-mujer
-   una estigmatización de Occidente personalizada en EEUU
-   un menosprecio de la Empresa, la libertad de comercio y la propiedad   privada
-    una defensa de los delincuentes en detrimento de las víctimas 
-    una apología de los regímenes liberticidas o, en el mejor de los casos, una equidistancia entre los opresores y los oprimidos.
Comoquiera que las grandes empresas tienen perspicaces observadores de las correlaciones de fuerzas y avisados analistas de los derroteros que toman las sociedades, Facebook se ha dado cuenta de que los vientos soplan a favor del Foro Sao Paulo, la Open Society FoundationRusia Today y el poder económico chino. Lo llamaré, como hacía Bush, el Eje del Mal.
El Eje del Mal basa su fuerza creciente en el control de la disidencia y en la obstaculización de la libre opinión y el carácter disolvente que, para sus planes, tiene la crítica de quienes se oponen a su proyecto. 
Facebook contribuye sutilmente a mantener la corrección política que conviene a los intereses del Eje del Mal pues considera que es inteligente favorecer al Poder en ascenso que, en no mucho tiempo, deberá decidir sobre cuestiones que afectarán a su cuenta de resultados.
Por supuesto esta contribución ha de ser apenas perceptible. Facebook no puede suprimir abiertamente toda opinión contraria al intervencionismo estatal y a su ideario liberticida. Hay métodos mucho más silentes y discretos.
Basta con suspender la publicación de posts escritos por gente que no respete la corrección política o critiquen mordazmente al Gobierno o utilicen palabras gruesas o expresiones crudas sobre la acción política, propagandística o sindical. Por ejemplo, yo.
Pasado un tiempo se pueden volver a incluir estos comentarios. No se podrá decir que Facebook rechaza o censura un texto.
Lo que pasa es que Facebook tiene dos modos de ordenar los posts
-          Más relevante
Están incluidos en esta categoría los posts que Facebook, en virtud de criterios que desconozco, considera de interés para la comunidad.
Por supuesto los textos producidos por sujetos sospechosos o incluidos en la lista negra nunca son considerados relevantes.
-          Más reciente
Aquí si es importante la maniobra de suspender la inclusión del comentario unas horas después de haberse producido la primera inserción. Esto da tiempo a que el post pase a ocupar la posición número 37 (por ejemplo) y que, para llegar a esa posición haya que bajar y bajar por la página.
La mayoría de la gente no hace eso y lee, principalmente, los 8 ó 10 posts que figuran en las posiciones más altas.
También he observado que los comentarios a noticias de periódicos digitales ya no aparecen en Facebook. Antes, una casilla de verificación indicaba si el comentarista deseaba que su comentario apareciese en Facebook o cualquiera de las redes sociales admitidas por el diario digital de que se tratase. Ahora sigue habiendo casilla – que yo marco – pero ya no aparecen en Facebook  las noticias que comento. Esto es otro castigo o medida de prevención por no ceñirme al guión.
Inteligentes medidas de control para regular el acceso a las noticias procedentes de personas “non gratas”…..al Poder.
¿Es esto censura? Nada tan incivilizado y pre-democrático dirían los grandes de las Redes Sociales (WhatsappInstagram Twitter tienen, también, sus mecanismos de obstaculización de la disidencia). Sólo una pequeña zancadilla sin importancia.
Nada ha cambiado mucho en la relación entre el Poder y sus cortesanos:
Por la sucesión en el trono de Castilla, libraban lucha fratricida Pedro I el Cruel y Enrique Trastámara en presencia del caballero DuGuesclin, corría el año 1396.  En el fragor de la pelea, Pedro quedó sobre Enrique y estaba a punto de apuñalarlo. El francés invirtió la situación dejando a Enrique sobre Pedro. 
Enrique mató a Pedro. El caballero DuGuesclin, para justificar su acción dijo aquella frase histórica que fue el preludio a la dinastía de los Trastámara: “ni quito ni pongo Rey pero ayudo a mi Señor”. 
Sin duda Facebook actúa como DuGuesclin.