domingo, 10 de noviembre de 2019

VOX y los tópicos



Decía Goebbels que una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad.
Todos oimos todos los días que VOX es la ultraderecha, que no acepta las normas democráticas de convivencia, que es una fenómeno pasajero, que es una escisión del PP que, inevitablemente, terminará volviendo al seno del partido del que se separó...etc.
En una entrevista que le hace El Español, Vargas Llosa dice, desde su retiro de Leyre:
todo nacionalismo genera, con frecuencia, un contranacionalismo, pero en el fondo son la misma cosa. Ambas corrientes son potencialmente un peligro para el desarrollo democrático de la sociedad. Nadie lo habría imaginado en España. Parecía que la Transición había conseguido democratizar el país profundamente. Sin embargo, quién lo hubiera dicho. En Cataluña, que parecía la región más civilizada, se da ese brote anticuado. La aparición y el crecimiento de Vox es la consecuencia directa.”
No necesariamente un magnífico escritor es un perspicaz analista político. Mario Vargas Llosa apostó contra Fujimori y perdió. Peor para Perú porque Fujimori era un delincuente. 
Claro que la contribución al bienestar de los peruanos que hubiera deparado la victoria de Vargas Llosa no hubiera, quizá, sido tan buena para los peruanos como la calidad de los libros de Don Mario. Los cementerios están empedrados de buenas intenciones….y de tópicos.
VOX defiende la Ley. VOX observa la legalidad vigente. Como no está de acuerdo con algunas leyes vigentes, pide su derogación.
Sin entrar en la vieja discusión entre legalidad y legitimidad, VOX propone eliminar leyes que, aun gozando de legalidad considera ilegítimas. Lo pide siguiendo los procedimientos. 
No apedrea Gobiernos Civiles, no hace scratches ni organiza algaradas contra los políticos de signo contrario, ni justifica los asesinatos de personas con ideas contrarias a VOX, ni propicia golpes de Estado ni propone argucias legales para cambiar la Constitución sin seguir las vías legales establecidas.
Cataluña es un síntoma de desgobierno pero no es el único. El pacto con la ETA que perpetró Zapatero y que respetó de la cruz a la firma Mariano Rajoy con la impagable contribución de Soraya, es, en realidad, la manifestación de una defección, la materialización de la renuncia a defender la Ley y el Estado de Derecho concediendo a la izquierda el derecho a definir cuál es la dirección que tiene que seguir la observancia de la Ley y qué normas deben regir la convivencia. En definitiva ceder la presunción de moralidad al marxismo.
Vargas Llosa cae ahora en la vieja equidistancia de los tiempos de hierro de ETA: la ficción de dos facciones en conflicto que representan extremos irracionales frente a la racionalidad equilibrada de los amantes de la Ley. Equipara víctimas y verdugos, defensores de la Ley y delincuentes. 
Parece que hay un conflicto entre posturas extremas: por una parte las zorras depredadoras y por otra las gallinas que no desean ser devoradas y protestan ruidosamente. 
Es una falacia en la que Vargas Llosa, por estar alejado de la realidad en su retiro otoñal o por habérsele encargado defender esta falsa dicotomía (prefiero pensar lo primero) contribuye a alimentar los ataques a VOX, hoy por hoy, la única fuerza disidente de este consenso mendaz nacido el 11M y moldeado por Zapatero y sus actuales herederos del PSOE y, todavía, una parte del PP.
¿Y Ciudadanos? NS/NC