lunes, 10 de febrero de 2020

La postmodernidad contra el Imperio de la Ley

Aunque casi nadie de los que nos des-gobierna lo sabe, es propósito común de sus asesores áulicos la instauración de la post-modernidad: el micro relato frente al gran relato tradicional. Uncidos al engañoso tren de la Historia creen que los grandes relatos propios del siglo XX acarrearon las terribles consecuencias que conocemos.
¿Ejemplos de estos grandes relatos? Según la progrez: Socialismo, liberalismo y fascismo perseguían utopías cuya realización demandaba grandes sacrificios.
Yo, particularmente, creo que considerar al liberalismo como una ideología que persigue una utopía es desconocer la naturaleza de la libertad. 
Socialismo y fascismo prometen un futuro dorado que será alcanzado mediante la síntesis final de las contradicciones que estas ideologías combaten y pretenden eliminar: la lucha de clases, en el caso socialista, el individualismo en caso de los fascismos.
Ambas vías son enemigas de la libertad individual y la igualdad de las personas ante la Ley. El liberalismo simplemente propugna la mayor libertad de acción posible dentro de un contexto de ausencia de violencia entre particulares. Para garantizar la competencia y el respeto a los derechos fundamentales (integridad, propiedad y honor) se confía en el Imperio de la Ley.
Ese gran bufón, Lyotard, dijo que el descrédito de la ciencia, la técnica y las ideologías provenían, no de su simple negación, sino de su realización.
Quiere decir, pues, que la asfixiante opresión comunista y sus crímenes, así como los hornos crematorios y el estado de terror nacional y  socialista refutan los planteamientos de base en los que se apoyan y desacreditan, entonces, el pretendido análisis científico de que disfrazaron sus delirios. Quizá, o, más bien, por supuesto, pero ¿en qué ha fallado el Estado Democrático, la igualdad de las personas ante la Ley o la Declaración Universal de Derechos Humanos?
Mi opinión es que, renuentes a admitir la distopía marxista y sus planteamientos pseudo-científicos, los cripto bolcheviques hoy disfrazados de progres, han intentado meter - también - en el saco de las ideas periclitadas precisamente al conjunto de recetas que han conseguido mayor felicidad, seguridad y prosperidad a los seres humanos: el libre comercio, el Estado Nacional y la Propiedad. Al final, la Ley.
El micro relato  resalta lo particular frente a lo general pero, paradójicamente, los resultados del multiculturalismo resultan contrarios a la libertad. Favorece la restricción de libertades y la dictadura de lo políticamente correcto frente a la libertad de expresión y de la sumisión a las peculiaridades y diferencias en detrimento de la igualdad de las personas ante la Ley.
En un “pot purri” de peculiaridades se conculca uno de los principios fundamentales del Derecho: saber a qué atenerse. La multiplicidad de regulaciones, prescripciones, tabúes, prohibiciones y particularidades requeridas por la plétora de grupúsculos que exigen no el respeto a sus peculiares concepciones de la existencia sino la preferencia de sus opciones frente al resto, vacían de contenido los derechos fundamentales que es función del Estado proteger: la propiedad, la libertad y la búsqueda de la prosperidad.