sábado, 25 de abril de 2020
lunes, 13 de abril de 2020
El Gobierno y el virus
El Gobierno restó importancia a los riesgos de contagio y la
gravedad del virus a pesar de todas las advertencias de los organismos
nacionales e internacionales. Sobre todo se minimizaron los riesgos de las
concentraciones masivas: hembrismo, futbol y mítines.
No se permitió el cierre de fronteras, en especial para
ciudadanos chinos o, poco después, italianos. Con el apoyo de sus mamporreros a
sueldo se insultó a quien es proponían estas medidas, tachándoles de racistas y, por
supuesto, fachas.
Se ridiculizó a quienes pedían que se hiciese acopio de material sanitario especialmente para los grupos de riesgo (ancianos, profesionales de la sanidad, trabajadores de servicios esenciales) y elementos de identificación de contagiados (test rápidos, PCR o de carga viral) ante el previsible colapso del sistema.
Se ridiculizó a quienes pedían que se hiciese acopio de material sanitario especialmente para los grupos de riesgo (ancianos, profesionales de la sanidad, trabajadores de servicios esenciales) y elementos de identificación de contagiados (test rápidos, PCR o de carga viral) ante el previsible colapso del sistema.
Una vez la constatación de la gravedad del virus se hizo
imposible de ignorar, el Gobierno centralizó las competencias (innecesariamente
en caso de la Sanidad Exterior que ya correspondía al Gobierno, a pesar de que,
ahora, niegue sus responsabilidades). Como consecuencia de esto, las ya escasas
existencias de material sanitario se redujeron drásticamente. A pesar de todo,
el Gobierno prometía continuamente dotar al sistema de los equipos necesarios. Siempre al
día siguiente y ese día nunca llegaba. De hecho, casi 3 meses después de conocer la gravedad
de lo que se venía encima, España está sin mascarillas en las Farmacias, hay
que comprar el gel y los guantes dependiendo de los chivatazos de amigos o
familiares, no hay tests suficientes para satisfacer las necesidades de control
de contagios…..ni las habrá en un futuro próximo.
No se ha protegido el tejido económico intentando que las
empresas mantengan su posibilidad de existir tras la pandemia: como en otros paises habría que haber suspendido el cobro de los impuestos, facilitar las medidas de suspensión temporal de empleo
y, si fuera necesario, los despidos para reajustar costes, liberalizar la
producción y eliminar burocracia, impedimentos y rigideces a la hora de
financiar a los empresarios cuya actividad haya caído en picado.
Se ha hecho todo lo contrario.
Se ha hecho todo lo contrario.
Además se quieren imponer gastos imposibles de financiar,
como la renta mínima, que, además serían contraproducentes para estimular la
búsqueda de trabajo.
En la avidez de recaudación a corto plazo se ha olvidado la
cuestión fundamental: los impuestos los paga el sector privado, empresas y
empleado. Si no hay empresas no hay recaudación. Si no hay dinero sólo quedan 2
caminos:
- Subir más los impuestos y terminar de asfixiar a las empresas y a la demanda lo que redunda en más quiebras, menos consumo y, consiguientemente, menos recaudación….y vuelta a empezar.
- Pedir prestado, lo que será cada vez más difícil ante la progresiva debilidad de nuestra economía.
Todos estos errores, con la cifra de muertos y contagiados
asociada y las progresivamente más negras perspectivas de nuestra economía ha
sido afrontada por el Gobierno social-comunista del único modo que conoce:
propaganda y mentira.
Se ha acusado a la oposición, a las Autonomías de gestión deficiente en extremos que no eran de en su competencia, a la prensa minoritaria que refutaba las
calumnias e invenciones de la mayoritaria prensa apesebrada. Se ha ensalzado a auténticos inútiles de acrisolada incapacidad incomprensiblemente encajados en los niveles medios de la Administración. Se han sustituido las personas competentes por personas
afectas pero ignorantes de las competencias de sus respectivos ámbitos.
Auténticos ignorantes han asumido tareas que ni comprenden ni quieren conocer. Con la inseguridad de los necios, estos paracaidistas castigan cualquier propuesta alternativa como disidencia. Quien no obedece es relegado.
Resultado: nada funciona.
Auténticos ignorantes han asumido tareas que ni comprenden ni quieren conocer. Con la inseguridad de los necios, estos paracaidistas castigan cualquier propuesta alternativa como disidencia. Quien no obedece es relegado.
Resultado: nada funciona.
El Estado de obras de Gonzalo de la Mora, que perseguía
aislar a los funcionarios de las vicisitudes políticas y los cambios en el Poder, quería propiciar la
competencia técnica al servicio de España.
Tenía, inevitablemente, grandes defectos derivados del sistema autoritario en el que estaba imbricado. Pero tenía muchos puntos positivos derivados de la concepción Napoleónica de la Administración: funcionamiento independiente del entorno.
Tenía, inevitablemente, grandes defectos derivados del sistema autoritario en el que estaba imbricado. Pero tenía muchos puntos positivos derivados de la concepción Napoleónica de la Administración: funcionamiento independiente del entorno.
Un cúmulo de profesionales fuertemente preparados
seleccionados por sus conocimientos enfrentaba la administración de la compleja
maquinaria del Estado al margen, dentro de lo posible, de los cambios en el Gobierno de España. De hecho, los altos cargos estaban a otras cosas y dejaban trabajar a los
funcionarios. Mi experiencia es que, en el organismo en que prestaba servicios,
el Presidente, el Secretario General y los Subdirectores Generales eran
elementos decorativos cuya participación en la gestión diaria de los asuntos
del organismo era, prácticamente, nula.
Todo eso ha desaparecido tras cuatro décadas de politización
de la Administración, oposiciones fingidas, nombramientos de compromiso y alteración inopinada de objetivos según cambiaban los gobiernos.
Un ejemplo paradigmático de todo esto puede ser el Ministerio de Irene Montero: innecesario, ineficiente, inútil, superfluo, impreciso, confuso, contradictorio…y carísimo. De otros se podrían decir cosas similares pero este es una buena muestra del talante actual: el cambalache, la trapacería, la ficción como instrumento de justificación de lo innecesario…. es la perfecta representación bufa de lo innecesario como proclama de la solemnidad. Niños jugando a indios y vaqueros, o superhéroes contra súper-villanos. Juegos de necios y malvados.
Un ejemplo paradigmático de todo esto puede ser el Ministerio de Irene Montero: innecesario, ineficiente, inútil, superfluo, impreciso, confuso, contradictorio…y carísimo. De otros se podrían decir cosas similares pero este es una buena muestra del talante actual: el cambalache, la trapacería, la ficción como instrumento de justificación de lo innecesario…. es la perfecta representación bufa de lo innecesario como proclama de la solemnidad. Niños jugando a indios y vaqueros, o superhéroes contra súper-villanos. Juegos de necios y malvados.
Y así estamos.
martes, 7 de abril de 2020
El confinamiento
Nos han encerrado en casa.
Autorizados dictámenes de
expertos han determinado que el mejor modo de evitar el contagio del virus
SARS-Cov-2 es restringiendo la libertad de movimientos y disminuyendo, así, el
contacto que produce la infección.
Parece que, cuando hablamos,
tosemos, estornudamos, espiramos o bostezamos emitimos una nube invisible de
gótulas (?) cargadas de virus que, mientras no son barridas por las corrientes
de aire, permanecen en el aire a la espera de penetrar en nuestro sistema
respiratorio e infectarnos con el peligroso virus.
Como precisión adicional diré
que esto de las gótulas es otro ejemplo de la incorporación de un término
inexistente en el diccionario proveniente de entornos especializados,
específicamente del mundo de la fumigación y los herbicidas. Bueno, es como
"la gafa" de los ópticos o "el pernio" de los
cerrajeros. Que se le va a hacer.
El confinamiento al que hemos
sido obligados combina la prescripción legal obligatoria y el castigo para el
desobediente con una campaña de moralización pública destinada a que la
población interiorice la reclusión como algo no solamente conveniente por
razones de salud pública, sino como la materialización de una conducta virtuosa
cuyo incumplimiento es, no sólo punible, sino rechazable desde el punto de
vista ético.
Casi unánimemente los medios de comunicación nos inundan con
empalagosas imágenes de
· niños
encerrados en sus casas pero orgullosamente felices de serlo por una buena
causa
· ancianos
protegidos, al fin, por una acción responsable del Gobierno que impide su
contagio y casi inexorable condena a muerte en caso de infección
· profesionales
de distintos sectores que combinan el esfuerzo heroico con la eficiencia
abnegada
Sólo falta la zapatillita del niño palestino muerto en un
bombardeo israelí mostrada ocho veces en ocho escenarios distintos como
elemento de propaganda, convenientemente difundida por la televisión occidental.
Por supuesto el niño no está muerto y el bombardeo nunca existió dónde y cómo
las televisiones nos transmiten. Pura farsa.
Mientras tanto, los responsables del desconcierto, improvisación,
ineficacia dolosa y corrupción que ha agravado lo que está sucediendo, prorrumpen en alabanzas de esos niños,
ancianos, sanitarios, policías y bomberos, mientras ocultan su lamentable
gestión y aprovechan para instaurar un régimen tiránico y liberticida.
Pero es que, además, el confinamiento, en los términos impuestos,
es una agresión a nuestras libertades, arbitrariamente rígido y perfectamente
mejorable.
Lo único que hay que prescribir es la utilización de mascarillas y
guantes y la observancia de los límites de distancia interpersonal necesarios.
¿De verdad hay algún problema en que yo me suba al monte de
Abantos a andar con la persona más cercana a 2 km? ¿Fue necesario el despliegue
de guardia civil para multar a un montañero que llevaba días en los Picos de
Europa a miles de metros de cualquier otro caminante?¿qué problema hay en que
la gente corra por Madrid Rio conservando 2 metros de distancia entre ellos y
el más próximo?
Yo entiendo que quienes, a sabiendas del riesgo implícito en este
virus, no tomaron ninguna medida para mantener sus convocatorias hembristas y
la repugnante propaganda asociada, tienen el culo sucio y quieren
sobrecompensar su irresponsable sectarismo con medidas innecesariamente estrictas. Como vulgarmente se
dice: quieren ponerse a la cabeza de la manifestación para ocultar que callaron
cuando tenían que hablar y disponer.
De nuevo propaganda comunista.
¡Quiero salir al monte a pasear, hijos de puta!
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